¿Cómo afecta la hipertensión a los gatos?

En nuestra clínica veterinaria de Albacete tenemos una gran experiencia en el abordaje de los problemas de tensión de las mascotas. Unos de los principales son los relativos a cuando los gatos tienen la tensión alta. Por eso, vale la pena contar con la información más fiable a la hora de encarar inconvenientes como los de la hipertensión de los gatos. De esta manera, se pueden minimizar los daños en el animal.

A continuación, repasamos las claves de esta enfermedad y cómo afrontarla.

¿La hipertensión afecta a los gatos?

¿En qué consiste la hipertensión felina?

Este contratiempo deriva de la fuerza mediante la que el corazón bombea la sangre hacia las paredes arteriales. Esta es la que se conoce como la presión sistólica. La diastólica es la que se produce cuando los gatos se encuentran reposando, de modo que los latidos no son tan potentes. Además, entre estas dos variables, puede ser calculada la presión arterial media.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que medir la hipertensión de estas mascotas resulta más complejo que hacerlo en las personas. Esta dificultad se debe a que su onda de latido es menos intensa. Esta puede ser obtenida mediante los métodos fotoplestimográficos y oscilométricos o con un doppler. Para poder aprovechar unas mediciones seguras, puede ser necesario repetir la prueba varias veces, pues se dan oscilaciones.

Por lo que respecta a la referencia a tomar para comprobar si un gato es hipertenso, conviene evaluar su presión arterial. La presión diastólica común de estos felinos ha de estar entre 60 y 100 mmHg, por lo que, cuando se supere (también más de 160, de presión de media), se va a considerar alta. Si sobrepasa la sistólica considerada normal, que debe oscilar entre 120 y 180, la gravedad va a requerir actuaciones veterinarias inmediatas.

La importancia de una detección temprana

Por otro lado, los dueños de estas mascotas han de tener la responsabilidad de que les efectúen estas pruebas periódicamente. Los meses que han de pasar entre ellas se reducen en función de la edad de los gatos y algunos problemas de salud que tienden a elevar la tensión de su circulación sanguínea.

En este sentido, debemos reseñar que una hipertensión felina puede ser idiopática, la cual afecta a entre el 13 y 20 % de los gatos. Su naturaleza es hereditaria. En la mayoría de los casos, la alteración de la tensión es derivada de otras enfermedades de gravedad, tales como la insuficiencia renal o la diabetes. Y, por último, la excitación puede generar picos en sus niveles que no tienen que ver con procesos patológicos.

Resulta fundamental, por consiguiente, estar al tanto de los episodios de tensión anormales que puedan darse en los gatos. Tratar el problema a tiempo puede implicar controlarlo con garantías.

Síntomas y tratamiento de la hipertensión felina

Para que la atención temprana pueda ser llevada a cabo, es preciso fijarse en algunos síntomas. Si el gato padece alguna enfermedad crónica o hipertensión idiopática, las mediciones deben ser más regulares. Por otro lado, conviene observar sangrados en la orina o nariz, alteraciones de peso, desconciertos en sus costumbres y movimientos convulsos o extraños.

Una hipertensión severa puede llegar a lesionar la visión mediante inflamaciones y hemorragias, hasta el punto de su pérdida. Asimismo, los daños pueden producir fallos cardíacos y lesiones irreversibles del sistema nervioso, como algunas parálisis.

Una dieta saludable y el ejercicio físico moderado previenen la hipertensión en los animales con tendencia a la obesidad. Por su parte, los tratamientos a largo plazo incluyen la administración de fármacos como el benazepril y el amlodipino.

En definitiva, en la Clínica Veterinaria Argos estamos capacitados para llevar un control de los principales indicadores que ocasionan la presión arterial alta en un gato. Conviene acudir a consultas periódicas para prevenir y tratar eventuales complicaciones.

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