¿Por qué mi perro me ataca?
Cuando un perro tiene un comportamiento agresivo siempre es desconcertante y más aún cuando se trata de un animal con el que compartimos cariño, juegos y nuestra vida diaria. Si, por desgracia, estas semanas de estás preguntando “¿por qué mi perro me ataca sin motivo?” o “¿por qué me muerde cuando juego con él?”, desde la clínica queremos ayudarte a entender mejor qué hay detrás de esa actitud y cómo actuar.
¿Por qué mi perro me muerde cuando jugamos?
Jugar con tu perro es, en principio, algo muy divertido pero, a veces, la emoción del animal se descontrola y tu perro puede acabar soltando algún mordisco sin querer. ¿Es agresividad? No necesariamente.
Los perros, especialmente cuando son jóvenes, tienden a usar la boca para interactuar con su entorno, ya que es su forma natural de explorar el mundo. Si el perro tiene solo unos meses de vida y notas que muerde las manos o los pies con demasiada intensidad al jugar, es probable que aún no haya aprendido a controlar su fuerza. Esto se llama inhibición de la mordida y suele enseñarse desde cachorro, normalmente por parte de la madre y la camada pero claro, si el perro fue separado muy pronto de su madre, puede que no haya aprendido a controlarse y haya que echarle una mano para evitar que haga fuerza cuando no debe.
También hay perros que se excitan demasiado jugando y les cuesta mucho calmarse al terminar y no saben parar. En esos casos, conviene evitar todos los juegos y actividades que impliquen momentos de lucha y sustituirlos por juegos de lanzar y traer juguetes. Lo que buscamos es redirigir la energía del animal sin dejar de jugar con él hasta que sea capaz de interactuar sin morder.
Mi perro me ataca sin motivo… ¿Qué está pasando?
Otra situación más grave sería que el perro nos atacase sin un motivo claro en cualquier momento. Sin embargo, aunque pensemos que no, casi siempre hay un motivo que lo provoca, aunque no sea evidente para nosotros.
Hay muchísimos motivos posibles, y lo mejor siempre es valorar a cada mascota en la clínica para entender donde está el origen del problema pero, en muchos casos, puede tratarse de una agresión por miedo. El perro interpreta algo de tu actitud como una amenaza: un movimiento brusco, una voz más alta de lo normal o una caricia donde no le gusta, por ejemplo. En estos casos, el ataque suele ser un acto reflejo de defensa que le cuesta controlar debido al miedo.
También puede tratarse de una agresión relacionada con el dolor. Muchos perros tienen comportamientos agresivos cuando tienen una lesión, una molestia crónica o un problema de salud del que no somos conscientes pero que le duele o molesta constantemente. De hecho, si tu perro empieza a morder sin que antes lo hiciera, conviene hacerle una revisión veterinaria completa.
Otra de las causas más habituales – pero por detrás del miedo y el dolor – es la agresión territorial. Algunos perros se ponen a la defensiva si creen que estás invadiendo su espacio, su cama, su comida o algún objeto que considera especialmente valioso. A veces confundimos estos signos con una simple “mala conducta”, pero en realidad el perro está marcando límites porque no se siente cómodo.
¿Por qué me ataca mi perro mientras duermo o lo acaricio?
Puede sonar extraño, pero no es tan raro que un perro nos muerda mientras dormimos cerca o cuando lo acariciamos tranquilamente. En estos casos, la agresión suele estar relacionada con una hiperestimulación o falta de tolerancia al contacto físico prolongado, ya que algunos perros disfrutan de las caricias, pero solo durante un tiempo antes de saturarse.
También puede deberse a que sufren pesadillas cuando están durmiendo. Hay perros que tienen sueños o pesadillas complicadas o incluso episodios similares a terrores nocturnos, y si se despiertan muy bruscamente, pueden reaccionar de forma agresiva por confusión.
En cualquier caso, si notas que tu perro reacciona mal al contacto físico en determinados momentos, observa con atención el contexto: ¿pasa siempre en el mismo momento? ¿En un momento del día en concreto? ¿Hay alguna parte de su cuerpo que no tolera que toques? Todos estos detalles te ayudarán a entender si se trata de una cuestión de salud o de un problema emocional.
¿Qué hacer si mi perro me ataca?
Lo más importante es no responder con más agresividad para no empeorar el problema. En su lugar, lo ideal es identificar qué lo ha provocado, si hay un patrón y, sobre todo, buscar ayuda de un adiestrador profesional que pueda solucionar el problema. Se trata de entender la causa real y trabajar desde ahí.
Además, hay mucho que puedes hacer tú como tutor: controlar el tipo de juegos, crear espacios seguros para el perro, trabajar rutinas más estables, establecer normas de convivencia y, por supuesto, mantener la calma en todo momento. También es fundamental evitar el refuerzo de conductas agresivas sin querer, como apartarse rápidamente o gritar, ya que eso puede alimentar el patrón.